En el episodio de hoy quiero hablarte sobre el límite entre la fiscalidad y el marketing a la hora de hacer un pago en una página web.
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Este tema es muy recurrente en las sesiones de consultoría fiscal que ofrezco a mis clientes. Tienen dudas sobre cómo evitar cobrar el IVA a clientes que saben son de Sudamérica u otros países europeos. Pero a la vez, quieren un checkout limpio con pocos campos, y pedir poca información al cliente.
¿Puedo no cobrar IVA pidiendo sólo el correo?
No.
Por el lado del marketing es muy interesante hacer un checkout que pida pocos datos al cliente y que agilice el proceso de compra. Pero esto tiene un coste a nivel fiscal que, quizá, debemos tener en cuenta.
Si no pides ningún dato más que el nombre y el correo electrónico a tu cliente, y tributas según la normativa española, tienes que cobrar IVA a todo el mundo hasta que no se demuestre lo contrario. Esto es como los juicios y la culpabilidad del acusado. Es decir, que necesitas a ciencia cierta, en términos de Hacienda, los datos fiscales, para poder no cobrar el IVA a alguien.
¿Qué ocurre?, pues que para hacerlo, habría que modificar el checkout y pedir estos datos. Lo puedes hacer condicional, y sólo pedirlos a los que sean no residentes. Pero claro, esto hará que el proceso de compra sea más lento de lo normal.
¿Alternativas?, cobrar el IVA a todo el mundo y asumir ese coste en tu empresa. La forma lógica de asumirlo, es incrementarlo en los precios. Claro, si tus precios te permiten este incremento… que no siempre es el caso.
Si tienes dudas sobre este tema y quieres profundizar en ellos, puedes suscribirte a la Escuela y plantear tu duda fiscal.
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