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En muchas ocasiones, el consumo no es una satisfacción de una necesidad física, sino de una necesidad emocional.
Iba a decir que antiguamente sí lo había sido, pero creo que ni siquiera eso. El ser humano siempre ha necesitado cosas, en algunas ocasiones para satisfacer un tipo de necesidades y en otras para satisfacer otras de status, emocionales, etc…
En cambio, se estudia el consumo como la compra material, sin más.
A mí me gusta distinguir entre necesidades emocionales y físicas. Hoy vamos a habar de las emocionales, ya que las físicas ya están muy estudiadas.
Consumo para sentirnos bien
En ocasiones compramos para sentirnos bien. Por ejemplo, estamos tristes y llamamos a un amigo con el que quedamos en un bar. En ese caso, la compra que estamos haciendo es el precio a pagar por hablar con ese amigo y recomponernos de la pena.
Pero no siempre es así, otras veces es mucho más consumista, como el siguiente ejemplo.
Consumo para recuperar la alegría
Me siento mal, y tengo la necesidad de ir a un centro comercial a ver ropa. La disposición de las prendas, la música, los colores, hacen que me sienta mejor comprando una prenda, ya que estoy volcando mi necesidad emocional en ese objeto.
Aunque no siempre es tan banal. Cuando vamos a hacer la compra de la semana, y estamos tristes, es posible que llenemos nuestro carro de dulces, cuando en condiciones de bienestar no lo haríamos.
El ahorro como castigo
Otro ejemplo es el uso del ahorro como un castigo. Recordemos que el ahorro es una restricción al consumo.
Es posible que en momentos de premio, para sentir que hacemos bien las cosas, tiremos de conseguir una satisfacción propia. La podemos encontrar gracias al ahorro.
También podría pasar lo contrario. Para castigarnos por algo que no nos ha gustado, restringimos el consumo. Es decir, estamos fomentando el ahorro.
El consumo para celebrar
Y por último, uno de los reflejos más evidentes de que el consumo es emocional, es que para celebrar algo, gastamos más dinero.
Piensa en una fiesta, unas vacaciones o un cumpleaños.
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